En esta blog se publican obras del artista argentino Sebastián Zaiper Barrasa. Cuentos, microrrelatos, poemas, reflexiones, videos, shows de poesía, narración oral y clown.

Lista de viaje

para los amigos de las vacaciones del ‘97

El cepillo de dientes es lo primero que solemos olvidar, pero no es lo único. Por eso, antes de salir de viaje, es bueno confeccionar una lista de lo que cada uno va a llevar.
El rubro ropa se lo puede escribir como si se estuviera desvistiendo de arriba para abajo; es decir, se empieza por la cabeza y se sigue por el cuerpo hasta llegar a los pies.
Primero se deben anotar los gorros y los sombreros: si es invierno, habrá que llevar uno de lana o de tela polar; y si es verano, uno con visera.
Luego podemos continuar con la ropa de abrigo. Es importante tener claro de antemano a donde se tiene planeado ir porque no es lo mismo los cuarenta y cinco grados a la sombra del verano de la puna al mediodía, que los quince grados bajo cero a la madrugada de los inviernos en el Calafate. Una vez que uno tiene claras las condiciones climáticas del lugar de destino, puede determinar si llevará el camperón tipo anorak con corderito, o la camperita de jean finita, para protegerse de una brisa suave a la noche. Ahora bien, si es la primera vez que uno viaja a ese destino, lo más probable es que no sepa, salvo por alguna referencia (de la que siempre es bueno desconfiar), cuáles son las alteraciones que puede sufrir allí el clima. En estos casos, la alternativa siempre será llevar un abrigo de cada tipo, y por supuesto jamás olvidar un impermeable.
Algo parecido sucede con los pulloveres. Aquí debo hacer otra aclaración que también se aplica a las prendas que ya se incluyeron en la lista; porque no es lo mismo el pullover azul de cuello en ‘V’, que el turquesa finito de algodón. Uno tiene que aclarar estas cosas en la lista. No es suficiente anotar que llevamos cinco pulloveres: hay que detallar el color de cada uno, el tipo de tela o de cuello o algún otro atributo que sirva para identificarlos. Por ejemplo: pullover gris de cuello alto, o saquito fuxia que me regaló la tía Inés para año nuevo y que jamás me atreví a usar. Para un viaje de quince días, con tres pulloveres será más que suficiente, aunque esto queda a criterio y gusto de cada viajero.
Después siguen las remeras, las chombas y las camisas, es decir la ropa cubre-torso. Acá entra a participar otro tema: la combinación de las prendas. Qué mejor momento que el de la confección de la lista, para seleccionar con que pantalón se va a combinar la camisa beige a cuadritos, o qué zapatos conviene ponerse cuando uno va a usar la chomba de piqué bordó. Es importante aclarar que si el suyo es un viaje de negocios, tanto la camisa, como la tela de la camisa, como el color de la tela de la camisa, deben conservar una perfecta armonía con el pantalón, la corbata y los zapatos.
Una vez agotadas todas las prendas que se puede poner de la cintura para arriba, podemos continuar con los pantalones. Ya se habló de la importancia de combinar adecuadamente la ropa en el buen vestir. El criterio es el gusto, aunque no se puede negar la moda. Pero tampoco hay que olvidar la funcionalidad; es decir: aunque salgamos por negocios o estemos pensando en ir de pesca, un pantalón de jogging, nunca debe faltarnos en el viaje. Si bien recomendar un trotecito nocturno, es algo que puede escapar al alcance de este texto, es necesario que tengamos en cuenta un hecho indiscutible: uno en los viajes come. De hecho, probablemente come más de lo habitual. Si uno está de vacaciones, come porque está de vacaciones; si uno va a hacer negocios, come porque en las reuniones de negocios, siempre hay algo para picar. Y qué pasa cuando uno come: engorda. Y cuando se engorda, las prendas empiezan a quedar chicas. Entonces, qué es más práctico: ¿llevar un jogging para trotar media horita a la noche?, ¿o llevar dos o tres talles de cada prenda, por si uno engorda? Además, la tela del jogging casi ni pesa.
Otro tema son las mayas. Alguno dirá que son un tipo particular de pantalones; sin embargo su forma y uso las hace completamente diferentes. El criterio quizá sea agregar una sección especial para estas prendas. De todas maneras, en general y salvo que las impericias del tiempo nos pronostiquen lo contrario, se suele lleva una o, a lo sumo, dos mayas. Cabe aclarar que, si bien las bikinis tienen una parte que cubre el torso y, por ende, podría suscitarse la confusión de querer anotarlas en la sección de cubre-torsos, no hay dudas de que son más bien un cubre-culos (apenas, pero cubre-culos al fin) que es la sección en donde ponemos los pantalones, las mayas, los calzoncillos y las bombachas. Y ya que hablamos de bombachas, tendríamos que contemplar que las mujeres suelen también llevar polleras (además de los pantalones y del jogging). Pero la sección polleras, es en sí un mundo aparte que excede ampliamente el contenido y la intención de este trabajo.
Respecto a la ropa, quedan las medias y los zapatos, sobre los cuales no hay mucho más para agregar, excepto que no hay que olvidarse de las ojotas si vamos a la playa, o de los borceguíes en caso de ir a la montaña (y si se va a ambos lados, habrá que llevar ambas cosas, porque los borceguíes en la arena son incómodos, y las ojotas en la montaña se rompen). No hay que olvidar que los zapatos de vestir combinen con el cinturón y que, vayamos a donde vayamos, se necesitarán, al menos, un par de zapatillas (porque el jogging con zapatos no queda bien, y con ojotas se hace demasiado difícil trotar).
No quiero olvidarme de las toallas, las sábanas y demás artículos de blanco. Esto hay que incluido en una sección especial que podríamos llamar “artículos de blanco” (por más que el toallón sea turquesa, y las sábanas tengan un estampado de flores). Tenga en cuenta que si va a un hotel no hará falta llevar sábanas ni toallas, pero si alquila un departamento, sí. Y si va a ir de campamento, es preferible llevar una bolsa de dormir. En este caso se aconseja usar mochila en vez de valija, aunque el armado de la lista no difiere.
Una vez finalizado el rubro ropa, se puede continuar con los artículos de cosmética, limpieza y botiquín. La recomendación es que cada rubro se anote en hojas separadas y con el rótulo y el número de página claramente identificable en la esquina superior izquierda de la hoja; no vaya a ser cosa de que se mezclen los papeles y uno encuentre los pantalones en medio de las latas, o las aspirinas a continuación de las camisas. Respecto a los artículos de cosmética no hay mucho más para decir, ya que cada cual bien sabe lo que usara en cada ocasión.
En cuanto a los artículos de limpieza, sepa que no hace falta llevar ni lavandina, ni detergente, porque en la mayoría de sus destinos seguramente los habrá. Sí, es bueno llevar shampoo porque el de los hoteles trae caspa. Llévese también un jaboncito y crema de afeitar, además de pasta y cepillo de dientes. Incluya peine y fijador o gel para el pelo o musse, y un rollo de papel higiénico para salvaguardar cualquier percance en el camino.
Sobre los artículos del botiquín, la gente suele mal suponer que en los viajes se es invulnerable. Parece que uno no se corta, no le duele la cabeza, ni se pesca una indigestión. El botiquín no ocupa demasiado lugar así que, por favor, inclúyase al menos una tirita de aspirinas, una caja de apósitos, pastillas de carbón y por supuesto profilácticos (porque uno nunca sabe). Agregue cremas para antes del sol, para durante el sol y para después del sol, y un repelente, para moscas (que también le sirve para otros insectos aunque no para cucarachas. En este caso, sírvase también llevar un insecticida o elíjase un destino mas limpio).

Luego viene el rubro comida. Sepa que no debe confundírselo con el rubro de utensilios de cocina (que son otra cosa). El rubro de comida incluye todo lo que usted lleve y sea comestible: desde las galletitas para el viaje, hasta las latas de paté-de-foie-por-las-dudas. Agregue también un paquete de fideos, uno de arroz y un par de latas de legumbres, pero BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA lleve frutas ni verduras, ni nada que se pudra o se aplaste. La leche llévela en polvo, el té en saquitos, y el café en instantáneo (aunque si le gusta el café recién molido, llévelo en granos y no se olvide de agregar el molinillo).
El molinillo sí corresponde al rubro “utensilios de cocina”. Aquí debe anotar todo lo que piense usar para comer o cocinar. Una vez más, será el sitio a donde viaje quién condicione la elección. Nadie llevaría una cacerola si planea ir a un hotel, ni olvidaría la parrilla pensando en ir de camping. Si lleva platos o vasos, que no sean de vidrio porque se rompen. Tenedor, cuchara y cuchillo, siempre (y mejor si el cuchillo es en punta, así se lo puede usar también como destornillador y de esta manera se ahorrará un poco de espacio en la valija).

Es importante armar la lista con suficiente antelación, no vaya a ser cosa de que el último día uno se acuerde que le falta la carpa, justo cuando planeaba irse de campamento. Yo suelo empezar a armar la lista incluso antes de pensar si me voy o no a ir de viaje.
Lo último a tener en cuenta, es dejar unos renglones al final para agregar aquellos artículos que maliciosamente aparecen a último momento, y no olvide anotar la ropa que lleva puesta, un buen libro para el viaje, los documentos, el dinero, el candado de la valija, la llave del candado de la valija, la valija, la lista y usted.

9 comentarios:

Crispín dijo...

¡No sabía que mi mamá y mi abuela escribían textos en colaboración! Gracias por publicarlas. Se van a poner chochas cuando les cuente.

Buenísimo.

Coni Salgado dijo...

Necesito tomar vacaciones, luego de leer la lista confeccionada previa a las vacaciones...

Cuanto detalle y que buen relato!

Y aun así, evaluando cada pertenencia que llenara nuestra valija, es casi seguro, que algo nos olvidaremos y el clima se burlará de nuestra planificación rigurosa desafiando la nevada previsible o el calor extremo convirtiendolo en frio polar o lluvia huracanada de estrellas pegajosas y humedas!
O vaciaremos la valija sobre la cama del hotel, revoleando cada vestimenta y aun así, no encontraremos entre las millones de prendas, esa remerita fuccia que desgraciadamente fue la única que nos quedón en el cajón de casa y lucía tan bien con el par de zapatitos a pintitas!

Gracias Sebas!

Subí otro... quiero leer más!

Andru dijo...

No hay que olvidar la almohada...porque ninguna podrá igual a la propia, gastada, con relieves deformes, sin aire...

Genial!

Anónimo dijo...

...y yo que creía que las bikinis también eran mallas; muy bien la lista (y el texto, claro). Ahora, ¿en dónde quedó eso de viajar sin equipaje?. Me hace pensar en esas frases que las personas nos dicen cuando decidimos salir de la querencia: "viajar te abre la cabeza", "te vayas a donde te vayas, la mochila siempre te la llevás puesta". Es esta última la que más ruido me hace porque, y salta a la vista, con tanta premeditación, no hay manera de esquivar la escoliosis aguda que podría llegar a significar salir a caminar un rato por la orilla de Santa Teresita.

mabel dijo...

ah bueno, me gustó sobre todo eso de empezar a hacer la lista aún sin saber si te vas a ir o no de viaje ¡que buen humor!

Anónimo dijo...

Me divirtio mucho tu texto. Si tengo que pensar en todo eso...¡creo que no viajo! Esta todoooo lo necesario y mas.
Muy buena descripcion: el texto se me paso volando.
Beso. Bea

Lola dijo...

Instrucciones cortazarianas para hacer complejo lo que en principio parece ser simple. Aquí está a modo de picardía, pero creeme que las mujeres (vos no sé qué serás), o al menos muchas de ellas, tenemos un concepto no tan distinto de este instructivo para armar las valijas. Desde ya, te puedo decir que te faltó una manteca de cacao por si se te secan los labios (ya sea por el frio o por el calor).

Anónimo dijo...

La elección de la ropa que vamos a llevar en la valija, no la hacemos nosotros sino nuestras fantasías de lo que vamos a hacer en vacasiones.
Sería algo así como cuando se elejía el camisón para la noche de bodas.Si la pasás bien...¡Qué importa que estés en bolas!

Horacio dijo...

¡Cuántas cosas que no necesito! (Sócrates)

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