Sentado en el living de su casa, un hombre entrecano juega con el tambor de su revólver. Pocos minutos antes ha cargada una bala. Sólo una. Este revólver admite seis. Ahora está apuntando a su sien. Trata de no pensar en nada. En su frente se dibuja una línea de angustia. Separa el percutor. Su vista se pierde. Sus labios están resecos. Cierra los ojos, fuerte. Y dispara.
La bala no sale. Él no sonríe pero tampoco se lamenta. Abre los ojos. Mira el tambor inmutable. Lo hace girar tres veces. Levanta el arma y apunta a su boca. La mano le tiembla. Respira agitado. Su dedo se desliza en el gatillo.
Justo en ese momento, un ruido de llaves se acerca desde la calle. La cerradura hace clic y la puerta se abre. Es su esposa. Entra eufórica. En su mano derecha flamea un boleto de lotería.
A sólo una cuadra de allí, un niño juega a la pelota en la vereda. Está solo. El juego consiste en patear la pelota contra un paredón. Es mediodía y, a estas horas, todo el mundo está almorzando o preparándose para la siesta. No se ven autos ni personas en la calle. La madre lo llama pero su voz está a treinta metros de la vereda, después de la puerta de calle, después del pasillo, detrás de la puerta del departamento F.
Ninguno de los dos puede oír el motor de la camioneta porque aún está bastante lejos. La pelota rebota en la pared y el niño logra interceptarla. Si la dejara caer a la calle perdería un punto. Y si fuese a buscarla su madre lo retaría. Pero su madre no está y él ha conseguido patear una vez más.
La camioneta se acerca muy rápido. La madre camina por el pasillo porque el niño no le ha respondido. El golpe de la pelota vuelve demasiado oblicuo. Él pie del niño no llega. La camioneta cruza la bocacalle, la pelota cruza el cordón, la madre abre la puerta, el niño estira sus manos para alcanzar la pelota, la madre grita, La camioneta clava los frenos. El niño cae.
El hombre entrecano había dejado el revolver en la mesa luego de ver a su mujer entrar con el boleto de lotería. Se abrazaron. Todos sus problemas se resolvían gracias a un juego. El hombre había salido a festejar al patio de su casa. Apuntó el revolver al cielo. Separó el percutor. Gatilló una vez. Gatilló dos veces. La bala salió en el tercer disparo. Entonces escuchó la frenada y los gritos a la vuelta de su casa.
No fue por la camioneta. El niño tiene ahora una bala clavada en el hombro y un charco rojo oscuro humedece la calle. La madre llora a su lado. El hombre de la camioneta se ha bajado a ayudar.
Pero el niño no morirá esta vez. Quizá viva muchos años. Me dio lástima eliminarlo de tan joven… y hoy, aún, es un fabuloso viernes.
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26 comentarios:
Este texto no cuenta la historia de una bala fallida, una camioneta apurada o un niño herido.
Este texto cuenta el cuento de un escritor mirando a la cámara o hablándose a él mismo frente a la pantalla, eligiendo la trampa con la que el lector caerá bajo la magia de su escritura.
Así conmigo.
Me atrapó, me pareció original y creativo, y me alegró enormemente que nadie muera este domingo, y que ese niño pueda vivir muchos, muchos años más, como en aquellas historias en las que todo sale bien tan solo omitiendo el punto final.
Bueno, que mensaje antisintético, besos
adhiero a lo dicho por Coni, me llevaste hasta el final y era otra cosa lo que esperaba. Encaminaste el cuento con maestría, cierta angustia y suspenso para que con mucha gracia y benevolencia termine muy feliz, a pesar de la herida del pibe al que le otorgaste larga vida.
por un lado, fabuloso el vertigo del relato. la velocidad de cada acción y la magia generada, para seguir cada movimiento, con sus ruidos, sensaciones y todo.
por otro lado, ese final. que da un respiro, y me trajo la imagen del escritor sonriendo, levantando la pluma de la hoja, con una expresión de cariño, antes aquel niño, al que le ha salvado la vida.
saludos
mi viz melodrámática considera que no hubiera estado mal que un momento antes de ser alcanzado por la bala el niño hubiera dicho: ¡muerto soy!
- Que bueno que era viernes, no me hubiese gustado que mataras al niño. Siempre hay algo que muere los domingos,por suerte existen los lunes, los martes.....Bsos. Ade
Esta tan bien escrito, tan bien contado, que la aparicion del escritor en escena para explicar o arreglar el lugar cruel adonde nos habias llevado esta de mas. Creo que desmerece un gran cuento.
todo lo contrario a lo que dice el anónimo.
Yo creo que este texto se hace cuento cuando irrumpe el narrador El resto tambien esta muy bien, pero si el niño moría hubiese sido un texto esperable.
Ni el trevólver, ni la suerte, ni el vehículo ni el escritor frente a su página en blanco, quisieron que el niño muriera en un relato, trampero,que nos llevó hasta el final con una buena dosis de suspenso.
¡Buenísimo!!
Sonia
Sebi:
El final de la bala y el niño mueriendo, y la moraleja que a las armas las carga el Diablo y las descargan los zapallos o salames, no desentonaria,pero no me gustan los finales tristes, lo prefiero al pibe corriendo detras de la pelota mucho tiempo mas, y al relator piadoso que se entromete en el cuento para arreglar las cosas,que pintaban feas y angustiantes, si total la enseñanza queda planteada, tambien que detras de una pelota siempre hay un chico que va en su busqueda, esto para los autos o los conductores, ya que los vehiculos no andan solos, la gente o los salames bis los manejan, y si mal no recuerdo como locos, te mando un besito
Zaiper: seguí escribiendo los viernes. Los domingos usalos para tomar mate en la costanera. Vas a salvar muchas vidas.
Creo que el relato está redondito. Un abrazo. Luis
Zaiper, me ha gustado mucho este post. Creo que en este tipo de microrelatos se ve tu mejor yo escritor. Manejas muy bien la tensión en la trama. No adelantas, eres paciente y eso hace que el texto salga redondito. Aplausos por este deleite y tbn por tu conocimiento aterrador sobre el uso de las armas.
Ganya querida:
gracias por tu coment (gracias a todos por los coments)
En realidad no conozco nada sobre armas, salvo del daño que producen.
De todas maneras es importante hacernos cargo de que cualquier cosa puede ser un arma y que detrás de toda gran arma hay un humano inconsciente.
el niño tendria q haber muerto malllll
"...del cielo al niño, la lluvia mortal lo bendice, una gota de plomo penetra su delicada piel
Es un relato interesante, en el que el lector puede apreciar la relativa omnipotencia del escritor. En efecto, alguien que escribe es todopoderoso en su mundo, casi una deidad creadora. Pero esto es sólo una apariencia, porque estamos (quienes escribimos), constreñidos por los límites del lenguaje, por las influencias de los textos que hemos leído, por las devoluciones que los lectores nos hacen... En fin, omnipotencia relativa, pero no por eso menos agradable.
Saludos.
Matías.
ADIERO A IMPOSIVLE LO DESCRIBIO MEJOR JUGANDO ESTABAS Y ME DEJASTE ADIVINAR PERO AGREGASTE LA SINCERIDAD DE EL QUE ES FIEL A SU DESEO, QUE SUERTE QUE FUE VIERNES SINO TODO HUBIERA SIDO DISTINTO.
FM.
Seba : gracias por salvar al Pibe ,Me tuviste con el alma en la boca . Alabemos el don de la creatividad cuando nos ayuda a exhalar un suspiro de alivo despues de brindarnos la angustiosa espera de dos desenlaces terribles.
. Leo tu cuento en
martes y hoy es para mi un fabuloso martes
por haberlo leido
Qué bueno el final! El escritor se arrepiente a último momento del final trágico que anticipa la historia y le da un giro inesperado. Es una forma de sentirse omnipotente...
Me encantó el cuento Sebas. En el final le perdonás la vida al chico. Está muy bueno y tiene mucho suspenso. Pensé todo al revés. Que el chico era atropellado y la mujer baleada por su marido. Faltaba el cartel rojo de Crónica Noticias
Excelente el cuento y muy buenos los comentarios. Sos bueno Sebastian. Muy bueno. Saludos, Nora (Como verás no puedo salir de tu blog, leyendo, leyendo...¡SOCOOOOORRO!) JAJAJAJAJJAJAJA
¡Me encantó! Besos.
Creo que los finales y como se llega a ellos demuestran la creatividad literaria: originalidad, imaginación, temas abordados,ideas expuestas. Y el juego que el autor le propone al lector.
Tu texto es todo eso
Saludos
Uy no lo había leído nunca.
Te juro que si el pibe se moría, me moría yo.
ESPECTACULAR. Es un vértigo hasta el final.
Besos
Cristina
Solo porque era el dia equivocado no sucedío lo que estaba sentenciado,
pero sucederá...Diana.
¡Muy lindo el cuento! Muy buen manejo del suspenso. Y hasta hay SANGRE : )
Pregunta: los comentarios apuntan a que lo salvaste, pero por el título entiendo que sólo lo dejaste agonizando hasta el domingo. ¿es que no entendí nada?
La aparición del escritor al final me sacó de tema. Me hizo pensar en Las Meninas.
Besito
Tal vez Szarlotka, tal vez...
lo cierto es que han pasado varios domingos y varios viernes, y el relato sigue
mientras alguien lo lea y lo comente
los poemas no mueren
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