a Daniela Vergani
Por alguna ambigua circunstancia que no viene al caso recordar ahora, él consigue un favor de la muerte. Es tan grande el amor que siente por su amada, que ruega porque nunca se la lleve. La muerte confiesa no poder otorgar tal pedido; a cambio promete darles la oportunidad de despedirse, antes de que ella cierre por última vez los ojos.
La amada no mejora y él piensa que su final está pronto a llegar. Sabe que la muerte es cruel pero no miente; sabe que cualquiera de sus visitas puede ser la despedida y, pese a su pena, huye a una tierra lejana.
Pasa el tiempo. Él quizás muere. Ella no puede partir porque aún no se ha despedido de su amado.
Con su chal azul, canosa y arrugada, perpetúa en el umbral su espera eterna.
(12/05/2004)
6 comentarios:
¡Por fin apareció colgado!
Este texto me gustó mucho desde que lo leí en la página del grupo Yahoo de Cruzagramas.
En muy poquitas líneas tiene una profundidad y una tensión que me dan un cachetazo cada vez que lo leo.
Seba, me gustó mucho.
Me gusta cómo termina, con una imagen muy clara de la vieja con su chal. Chal, esa es la palabra clave me parece.
Auch
vieja con chal
me encantó, mucho en pocas palabras
saludos...
Lo volví a leer y me dije "como puede ser que todavía no te dejé un comentario en este texto, si es uno de los que más me gusta"
Así que acá estoy, saldando mi deuda. Un groso el Sr Zaiper :-)
Abrazo!
las tramas que teje la vida, el sentido de la muerte que se nos mete con su disonancia, nos pone en el alma cierta congoja que no nos atrevernos a revelar abiertamente.Tu descripción me conmueve. ¿Por qué no hablar de ese instante?
- Me encanto, es hermoso e increible, te deja pensando lo cruel que puede resultar un amor eterno.
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