a ella
Esta es la triste historia de un él y una ella que se conocieron circunstancialmente en un contexto no adecuado. Pero más allá del contexto, lo inadecuado de la relación era que él ya tenía una ella que no era ella. Sin embargo, como para la pasión no hay reglas, ellos se jugaron.
Jugaron bastante a un juego que los dos conocían. Sabían ambos de las dificultades y los límites. Pero lo prohibido es una fragancia que seduce. Y se amaron con tanta pasión que el bombeo de sus corazones provocaba palpitaciones a los pájaros. Parecían hechos el uno para el otro. Ella empezaba una frase y él la terminaba. Él le daba un beso y era en el lugar exacto en donde ella lo quería. Sus sexos encastraban como piezas de una obra de ingeniería y hasta el ruido de las avenidas era silencio cuando ellos se amaban.
Ocurre que la pasión, como cualquier arma de fuego, siempre lleva a dos caminos: o se apaga, o lo incendia todo. En la triste historia de él y de ella, la situación se desvió por el medio. Ni él se aburrió de ella, ni ella lo absorbió a él, ni ocurrió ninguna de las situaciones que hubiesen logrado que esta historia no fuese triste: Se enamoraron. Y fue de los dos y al mismo tiempo.
El amor y el sexo son dos sustantivos complementarios siempre y cuando no se den en una relación de amantes, y no haya otros en el medio. Entonces él decidió tomar distancia y se fue a pensar a la montaña. Tenía que decidir estar con ella la de antes, o con ella la nueva. Mientras tanto, debajo de la montaña, en la ciudad de origen, ella la nueva conocía a otro él. Lo conoció por la casualidad y lo aceptó por despecho.
Arriba de la montaña, él seguía pensando. Estaba cansado. Quería detenerse. Dejar de buscar. Y si bien la vorágine de vivir con muchas ellas es pasión, deseo, adrenalina, también es el caos, la peste, la forma indefinida del futuro. El tiempo seguía corriendo y él ya no quería correr más. Ella la de antes, no era el cien por ciento de su mujer ideal; y ella la nueva tampoco lo era, pero comprendió que a veces el cien por cien era igual a nada, y que el ochenta es cien cuando ochenta es lo real. Entonces decidió. Bajó de la montaña y con muchísimo dolor le dijo a ella la de antes que no. Y lloraron mucho y no se vieron nunca más.
Cuando la llamó a ella la nueva, para decirle que sí, ella le dijo lero lero, no te esperé nada, llegaste tarde.
Sin embargo ella sentía, al igual que él, que habían sido concebidos para complementarse. Para crecer y envejecer juntos. Pero había otro él. Ahora que las cosas eran al revés. ella podría hacer que él sintiera ser el otro tal como ella había sido la otra antes. Le propuso jugar el mismo juego: seamos amantes, le dijo. Él accedió. Con los dos, ella hacía uno: él era la pasión y el nuevo era la cordura; él era el arte y el nuevo era la ciencia. Ella era una mujer dual.
Pero ya se sabe que el amor y el sexo no funcionan juntos en una relación de amantes. Y como lo único que mata al amor es el odio, ella tendría que odiarlo. Lo disfrazó de monstruo ante todos los demás: ante su madre, ante su padre, ante todos sus amigos y ante todo aquel que quisiera escucharla. Y esta historia siguió escabrosa durante no mucho tiempo, porque ella se dio cuenta de que él no era sólo el arte, ni sólo la pasión. Se dio cuenta de que él era su cien por cien y se lo dijo. Entonces su amor se transformó en vómitos y convulsiones, en llamados cruzados y en reproches. Ella tenía que elegir entre él y el nuevo él.
Llegado a este punto del relato, uno espera un final feliz: los amantes comprenden que son el uno para el otro, y se hacen uno para siempre y comen perdices y triunfa el amor. Pero esta es una historia triste. Ella eligió al nuevo, y ni él ni ella supieron bien por qué.
La clave está más arriba en el relato. En la parte del amor y del odio.
¿Cómo haría ella ahora para cenar con sus amigas y el monstruo? ¿Cómo podría presentar al monstruo ante sus padres?
- Hola mamá – diría -: este es el monstruo del que tanto te hablé. Pero la madre y el padre y las amigas lo verían a él. Y en él podrían sólo descubrir dos cosas: al monstruo o a la mentira. Y como las nenas buenas no dicen mentiras, esta historia termina aquí, triste, con ella viviendo con un nuevo él, al que verdaderamente no ama, y sin el verdadero él, que sigue buscándola en cada una de todas las demás.
Jugaron bastante a un juego que los dos conocían. Sabían ambos de las dificultades y los límites. Pero lo prohibido es una fragancia que seduce. Y se amaron con tanta pasión que el bombeo de sus corazones provocaba palpitaciones a los pájaros. Parecían hechos el uno para el otro. Ella empezaba una frase y él la terminaba. Él le daba un beso y era en el lugar exacto en donde ella lo quería. Sus sexos encastraban como piezas de una obra de ingeniería y hasta el ruido de las avenidas era silencio cuando ellos se amaban.
Ocurre que la pasión, como cualquier arma de fuego, siempre lleva a dos caminos: o se apaga, o lo incendia todo. En la triste historia de él y de ella, la situación se desvió por el medio. Ni él se aburrió de ella, ni ella lo absorbió a él, ni ocurrió ninguna de las situaciones que hubiesen logrado que esta historia no fuese triste: Se enamoraron. Y fue de los dos y al mismo tiempo.
El amor y el sexo son dos sustantivos complementarios siempre y cuando no se den en una relación de amantes, y no haya otros en el medio. Entonces él decidió tomar distancia y se fue a pensar a la montaña. Tenía que decidir estar con ella la de antes, o con ella la nueva. Mientras tanto, debajo de la montaña, en la ciudad de origen, ella la nueva conocía a otro él. Lo conoció por la casualidad y lo aceptó por despecho.
Arriba de la montaña, él seguía pensando. Estaba cansado. Quería detenerse. Dejar de buscar. Y si bien la vorágine de vivir con muchas ellas es pasión, deseo, adrenalina, también es el caos, la peste, la forma indefinida del futuro. El tiempo seguía corriendo y él ya no quería correr más. Ella la de antes, no era el cien por ciento de su mujer ideal; y ella la nueva tampoco lo era, pero comprendió que a veces el cien por cien era igual a nada, y que el ochenta es cien cuando ochenta es lo real. Entonces decidió. Bajó de la montaña y con muchísimo dolor le dijo a ella la de antes que no. Y lloraron mucho y no se vieron nunca más.
Cuando la llamó a ella la nueva, para decirle que sí, ella le dijo lero lero, no te esperé nada, llegaste tarde.
Sin embargo ella sentía, al igual que él, que habían sido concebidos para complementarse. Para crecer y envejecer juntos. Pero había otro él. Ahora que las cosas eran al revés. ella podría hacer que él sintiera ser el otro tal como ella había sido la otra antes. Le propuso jugar el mismo juego: seamos amantes, le dijo. Él accedió. Con los dos, ella hacía uno: él era la pasión y el nuevo era la cordura; él era el arte y el nuevo era la ciencia. Ella era una mujer dual.
Pero ya se sabe que el amor y el sexo no funcionan juntos en una relación de amantes. Y como lo único que mata al amor es el odio, ella tendría que odiarlo. Lo disfrazó de monstruo ante todos los demás: ante su madre, ante su padre, ante todos sus amigos y ante todo aquel que quisiera escucharla. Y esta historia siguió escabrosa durante no mucho tiempo, porque ella se dio cuenta de que él no era sólo el arte, ni sólo la pasión. Se dio cuenta de que él era su cien por cien y se lo dijo. Entonces su amor se transformó en vómitos y convulsiones, en llamados cruzados y en reproches. Ella tenía que elegir entre él y el nuevo él.
Llegado a este punto del relato, uno espera un final feliz: los amantes comprenden que son el uno para el otro, y se hacen uno para siempre y comen perdices y triunfa el amor. Pero esta es una historia triste. Ella eligió al nuevo, y ni él ni ella supieron bien por qué.
La clave está más arriba en el relato. En la parte del amor y del odio.
¿Cómo haría ella ahora para cenar con sus amigas y el monstruo? ¿Cómo podría presentar al monstruo ante sus padres?
- Hola mamá – diría -: este es el monstruo del que tanto te hablé. Pero la madre y el padre y las amigas lo verían a él. Y en él podrían sólo descubrir dos cosas: al monstruo o a la mentira. Y como las nenas buenas no dicen mentiras, esta historia termina aquí, triste, con ella viviendo con un nuevo él, al que verdaderamente no ama, y sin el verdadero él, que sigue buscándola en cada una de todas las demás.
36 comentarios:
Cuando el amor es verdadero, cuando el amor es el cien por cien, la única realidad es solo él y ella.
Cuando hay más ellos y elllas y excusas en el medio, la palabra amor no existe.
Me apena este texto.
Cuando se ama de verdad amor y sexo son indisociables.
No existe mounstro más grande que la mentira.
Intrincada historia que responde a la naturaleza humana. Me hizo acordar a "Doña Flor y sus dos maridos" de Jorge Amado.
Los finales son finales, ya sean felices o no.
¿O sera que Hollywood nos tiene mal acostumbrados?
Me gusto tu texto
Es muy triste... Y tambien realista.
Me gustó mucho.
Esto se llama histeria y tambien cobardia.
Ella se va a dar cuenta demasiado tarde. Él no debería esperarla.
Lo que mata el amor, no es el odio sino la indiferencia. Cuando odiamos, es que el otro todavía nos interesa.
Me siento identificada un poco con ambos...la pasión creo, en mi humilde opinión, que es como decis en el texto, o te consume o termina por apagarse e independientemente de si hubiese o no otros él o ellas, tarde o temprano termina por esfumarse, quizá el amor lo arreglaría, pero no asi el "enamoramiento" que reconozco como algo distinto. Entonces amor y enamoramiento no son lo mismo, si son ambos combinables con la pasión, pero solo una de esas combinaciones llegaría a prosperar...y ese no es el caso de "ellos".
Irene:
me quedé pensando mucho en lo que pusiste. Es completamente cierto. Sólo se puede odiar lo que realmente se ama.
Un gran texto en el que todos podríamos reconocernos de un lado o del otro. Muchos de quienes leemos este texto podemos sentirnos delatados. Una ficción que incomoda y, por eso mismo, magnífica...
Dolor y amor.
Esa comparación fue la de ayer sr. profesor.
Queda completamente demostrada la teoría, con estas crudas palabras tuyas.
Un poco de aire a veces no viene mal..
Ambos dos terminaron por elegir el nuevo él/ella. A veces somos raros. A veces nos vamos reciclando y nuestro cien por cien se va achicando. Gran reflejo de lo difícíl del ser, de la velocidad, y hasta del propio inconformismo, como dijo Sebas Olaso, un poco todos podemos sentirnos reflejados en este ida y vuelta. Creo en seguir caminando hasta que llegamos a la montaña de la mano.
Cuál comparación señorita Nelais?
Estas cosas me ponen mal.
Sobre todo cuando casi me pasan a mí.
Por lo que cuenta el narrador: muchas ellas, muchos ellos; muchos "otros"... ¿hubo un nosotros?
... entre tantos otros, me pregunto: ¿él le habrá dicho a ella que la amaba?...¿ella le habrá dicho a él que era el amor de su vida?...
Porque si se lo dijeron y no funcionó, esta podría ser una historia como muchas otras tantas.
Pero si no lo hicieron, tal sea la historia de un amor cobarde. Tal vez los dos tenían miedo.
Sólo ellos lo saben.
Me parece que hay algo que el narrador no nos contó. Y eso es lo que hace que esta historia sea tan buena...
P.D.: Irene parece tener la sabiduría de quien ha vivido y amado.
Y agrego algo de Akira Kurosawa:
"El fondo del corazón humano sigue siendo para mí un gran misterio".
Es un texto literario. Ellos son personajes. Pero si fueran reales, imagino que él sí le dijo que la amaba varias veces y ella (para que él sostenga esta búsqueda) también debe habérselo dicho. Sino él no hubiese escrito esto no?
Excelente Zaiper, la gente puede ser así de retorcida."el bombeo de sus corazones provocaba palpitaciones en los pájaros" hermosísima y caliente. Y contasta con sus "sexos encajaban como una pieza de ingeniería" (es una analogía un poco fría)
Creo como dijeron por ahí, que Hollywood nos tiene mal acostumbrados, pero como dice don Silvio, también creo que "la cobardía es asunto de los hombres,no de los amantes. Los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí." Acá ya tenemos una historia, pero sólo desde una de las partes. Quizá la menos hombre y más amante de las dos. Quizá...
Esta historia es muy "él" como para juzgarla, aunque no se trata de juzgar nada ni a nadie, pero estas historias se nos cruzan cada vez más a diario, que dan ganas de opinar y debatir... Y quizá tan sólo es una historia escrita en un papel, que quedará guardada como se guardan con cariño todas las historias que escribe un escritor. Habrá que alejarse un poco ahora de ésta historia, respirar del ahogo de ella (no la "ella" personaje, sino ella, la historia toda), y seguir inspeccionando la vida.
O algo así...
Gracias Vani.
Supongo que él se hace cargo de su parte, de su culpa, de su responsabilidad. Pero jamás podremos conocer la versión de ella, porque es muda (o no tiene palabra que no es lo mismo pero es igual)
Resultó ser que él fue amor y ella amante.
Todo lo que uno pueda decir en estos momentos es pura experiencia personal, y entiendo nunca sirve.Por eso de acompañar al amigo y compañero herido en la parte mas sensible del cuerpo, EL CORAZÓN. No creo lo de un clavo quita otro clavo, pero si componer nuevamente la masa muscular sensible con relajación y meditación manteniendo presente la imagen de LA MONTAÑA, en eso creo.
PULENTA CUMPA HASTA LA VICTORIA SIEMPRE !!!!!!
~ Al perderte ~
Al perderte yo a tí
tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras
lo que yo más amaba
y tú porque yo era
quien te amaba más.
Pero de nosotros dos
tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar
a otras como te amaba a tí
pero a tí no te amarán
como te amaba yo.
Ernesto Cardenal
Impecable la cita de Silvio Rodríguez de Vanina.
Agrego una frase hecha: lo que no mata fortalece.
Y opino que en las relaciones (para que lleguen a encarnar ese tan deseado de "amor" de pareja, y esto cause felicidad, claro) debe haber reciprocidad.
Reciprocidad de sentimiento y no sólo; también, de tiempos: tiempos de maduración, tiempos de compartir, tiempos de retiro, tiempos de búsquedas...
Las búsquedas debieran ser afines, independientemente de la meta, tener ganas de tomar el mismo camino, avanzando de la mano, por el tiempo que dure la coincidencia y no más.
Por otra parte, estoy convencida de que nos relacionamos (cualquiera sea el vínculo) con el único fin de aprender, aprender y crecer, crecer y develar, develarnos y evolucionar.
Bienvenido el conflicto entonces.
Comparto también con Olaso, Szarlotka, Henry y algún otro el hecho de la identificación con cualquiera de "ellos".
Quién no ha sido alguno?
La vida misma.
No hay mucho más que eso, no?
Y nada poco es!
Pavadita de debate has planteado Don Zaiper!!!
ojito Sebas con ese "Sino él no hubiese escrito esto no?"
A no deschavarse eh?
- Ellos, Seba, y esta forma tan rara que tenemos cuando queremos amar y no sabemos, entonces no son sólo él y ella, van transmutando en palabras en idas y vueltas y cuando se encuentran ya no se conocen. Un beso tan grande. Ade
- Error adonde se lee" transmutar" debe leerse"trasmutar" perdon por utilizar más letras de las necesarias
Y si ella sólo se estuviera llamando a silencio? aunque sea por un rato
Sí, coincido con Nadu, ella se podría estar llamando a silencio, tal vez por un rato, pero ella no sería conciente del sufrimiento provocado durante ese tiempo al ser que ¨supuestamente¨ama.
Ella no sería conciente de que cuando se ama realmente se puede evitar el dolor tan solo con una palabra.
Pero bueno, el amor a veces casi siempre duele.
Me sigue doliendo este texto, porque ya no logro imaginarle final feliz.
Ella se tomo silencio y con ese silencio lastimó mucho. No tanto por la distancia, de hecho él hizo algo parecido cuando se fue a la montaña. El problema es que ella eligió tomar distancia sólo de él y así eligió elegir a sus fantasmas conocidos. Incluso a aquellos que dicen estar ayudándola y que siempre la acompañaron en su vida tan feliz y tan libre de problemas.
Pero a no angustiarse que él es un personaje y todos los personajes mueren al final de las historias y de las histerias.
A veces el amor no basta, y a veces el amor sobra.
Pero quien puede dar la medida del amor. Un puñado es suficiente ? o te doy dos puñados ?
No sabemos de la entrega de los personajes, pero si del abandono. Y el abandono es la peor de las heridas. Un punto sin retorno.
a veces el 20% que falta es justamente lo que ellas (o ellos) tienen para lastimarnos.
lo bueno es que con el tiempo uno se curte en estas cosas y aprende a elegir mejor.
Muy buena la historia, pienso que el amor de los amantes no se deben estabilizar porque muere la pasión. LOS AMANTES
LLegada la noche llega el tierno amante
tocando la ventana de la bella doncella
la doncella despierta y siente el aroma
de lujuria.
Lujuria del tierno amante que exhala por su ser
Por las noches se unen los amantes
terminan tendidos de placer.
se consumen en la oscuridad
convirtiendose en uno y nada
La luz de la mañana
el sol brilla la oscuridad desaparece
ella despierta en su cama y él al lado de mujer.
Sueellen Alejos
Te
Sueellen:
esto que decís, lo aprendí demasiado tarde (demasiado? tarde?)
Las cosas como son: amante es amante, y no puede ser otra cosa. Novio es novio, amigo es amigo, psicólogo es psicólogo, padre es padre, madre es madre.
Lo que matan son las mezclas.
Vos te fuiste a la montaña a pensar y todo el mundo sabe que el hombre cuando se pone a pensar,cagò.
Fue por aquella pasión, por aquel juego exitante. Cabalgaron los bríos de Eros. Se incrustaron a una jadeantes; vértigo, sangre, beso. Furia febril. Tormenta.
Pero aquel frenesí derivó en entrega: de la vida, del alma. Sus risas compartidas. El andar de la mano. El refugiarse en el otro.
Entonces él necesitó tomar distancia. Objetivar la escena. Evaluar su marcha. Sopesó su historia. Se levantó, y decidió.
Él decidió cortar amarras y orientarse hacia nuevas aguas. Sin embargo en ella el amor fue seguir siendo amante. Le propuso a él que se amasen mientras libaban sin pausa el éxtasis de lo prohibido. Ella con su nuevo otro y él con su antigua otra, a riesgo de sangre.
Al deslizarce sobre alquel sinuoso filo, resultó ser que el otro (de ella) comenzó a frecuentar sin saberlo a la otra (de él). Ambos fueron sólo atraidos por la necesidad de llenar entre sí, el vacío que sentían provocado por aquellos. Pero cuando descubrieron que además eran amantes, planearon venganza. Entraron de noche a la alcoba, puñales en mano. Sus hojas sedientas de muerte, lucían aún limpias de sangre. Hallaron el lecho. Elevaron los filos... Estallaron los gritos rogando clemencia.
Los otros decidieron seguir juntos. En cuanto a él, se supo que partió hacia las montañas tibetanas. Y al poco tiempo, ella, ingresó en la industria de entretenimiento para adultos.
.
impotencia. leerlo, es ver como se va,
así, tranquila, un alma.
decime, como crees que siguió él?
como se sigue?
pobrecita ella, la nena buena no va ser feliz...
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